sábado, 25 de junio de 2011

Capitulo III: una larga mañana

Rose y Alan estaban durmiendo juntos hasta que en mitad de la noche se desató una gran tormenta, un trueno sonó y  despertó a Rose, se levanto de un salto pero se dio cuenta de que se trataba de un trueno solamente, dirigió su mirada hacia Alan y descubrió que el todavía seguía dormido, pero sus labios se movían como si estuviera hablando, Rose acercó su oído a su boca a ver si escuchaba algo, en efecto Alan estaba hablando, pero Rose no lo entendía,  volvía a hablar en ese extraño lenguaje como  hace unas horas en frente de aquel hombre misterioso que desapareció sin dejar rastro, el corazón de Rose le dio una fuerte pulsada al recordar el suceso, Alan de repente dejó de hablar y Rose le miro y se dio cuenta de que se había despertado.

-¿Qué pasa?- dijo Alan extrañado.
-Nada, solo es una tormenta- dijo Rose disimulando.
-¡¡Mierda!! Dejé la ventana del salón abierta, tengo que cerrarla si no la lluvia entrará-, añadió
 Rose encendió las luces y bajo corriendo las escaleras, fue al salón y cerro la ventana, en el reflejo del cristal vio a Alan, se giro y vio que se sentaba en el sofá con una manta en los hombros.

-No me gustan las tormentas- dijo Alan
-A mí tampoco me gustan, pero es lo que hay y bueno al bosque no le viene mal un poquito de lluvia- dijo Rose con una cara alegre.
De repente las luces se apagaron y Rose se sobresaltó y abrazó a Alan un poco asustada, la seguridad que intentaba demostrar se había desmoronado completamente y en el fondo se avergonzaba.

-Tranquila, seguramente se ha ido por la tormenta, tu deberías saberlo ya que has vivido aquí- dijo Alan
-Pues sí, ahora que lo dices pasa siempre que hace este tiempo, no me acordaba jeje… - dijo con una voz temblorosa.
-¿tienes velas?. Pregunto Alan
-Si-
Rose se levanto y abrió el cajo debajo de la tele donde estaban las velas y un mechero para casos de emergencias,  una artimaña que había ideado el padre en casos como el que estaba ocurriendo.

   -Mucho mejor ahora- dijo Alan al ver que las velas daban luz suficiente.
-Sí, mucho mejor- dijo Rose
Se pasaron toda la noche hablando y riendo a la luz de las velas  pero llego un punto en que los dos cayeron dormidos a causa del cansancio.

Otro día más comenzaba, el sol salía por las montañas y alumbraba el bosque dando un bonito tono verde al crepúsculo de la mañana, los pajaritos empezaban a entonar sus alegres canciones como cada mañana, la gente se levantaba y van a trabajar, el dependiente del supermercado abriendo las puertas del establecimiento, una preciosa mañana que prometía un día majestuoso.

La luz empezaba a entrar por la ventana de la habitación de Rose haciendo que se iluminara  poco a poco. Rose abrió los ojos poco a poco y miro hacia su lado, se encontró con el rostro de Alan que aun dormía, <<tiene que estar my cansado, pobre…>> pensó Rose, poco a poco se levanto sin hacer ningún ruido para levantar al muchacho que durmió a su lado toda la noche.

Bajó las escaleras de la casa y fue directa a la cocina, allí se hizo un café para despejarse totalmente. Mientras se lo tomaba el chico del periódico dejo el boletín diario por la mañana ya que se percato de que la casa estaba siendo habitada porque habían dejado algunas ventanas abiertas. Rose recogió el periódico  del  porche y lo llevó dentro de la casa, se sentó en  la cocina mientras tomaba el café y lo leía tranquilamente. Cuando ya terminó dejo la taza en el fregadero y subió las escaleras  y se metió en el baño, se disponía a ducharse. Cogió una toalla y se desvistió, primero se quito las botas que le llegaban casi hasta la rodilla, luego se quitó su camisa blanca de botones y el pantalón vaquero que tiene seguido de la ropa interior, se metió en la ducha y el agua empezó a caer y  cada gota empezó a recorrer todo su cuerpo. Mientras tanto Alan estaba en la habitación y empezaba a despertarse, abrió los ojos lentamente y se levanto, vio que Rose no estaba junto a él así que dedujo que se había levantado antes que él, bajo las escaleras y fue hacia la cocina allí vio que había café recién hecho y se puso un poco en una taza, se sentó y se puso a ver el periódico mientras bebía su taza de café, subió las escaleras y se dispuso a ir al baño, el no sabía que Rose estaba tomándose una ducha , abrió la puerta y vio la silueta de Rose detrás de las cortinas, vio como sus manos recorrían su piel y como le caía el agua, de repente le empezó a sangrar la nariz y todo eso en unos 5 segundos pero para él fue muchísimo más tiempo, Rose se percató de que habían abierto la puerta y asomó su cabeza:
-Perdón no sabía que estabas en el baño!-dijo Alan muy apurado
-Tranquilo no te pongas así, no pasa nada pero para la próxima toca la puerta   antes de entrar-  dijo Rose con una sonrisa picara y vergonzosa.
-Lo siento… pero, necesito el baño…-dijo Alan
- jajaja alcánzame esa camisa que está ahí y el culot que esta junto a ella- dijo Rose con una sonrisa vergonzosa.
-va… va… vale… aquí tienes…- Alan estaba en el mismo estado que Rose o peor hasta sus manos temblaban cuando le fue a entregar lo que le había pedido.
-gracias…- dijo Rose.
Rose alargó el brazo y cogió lo que le había dicho mientras que con la otra juntaba la cortina contra su cuerpo para que no se le viera nada pero como estaba mojada se le pegaba a la piel y descubría su silueta, se puso la camisa y el culot, la camisa le llegaba hasta el muslo tapando las zonas más intima de ella, pero la camisa le formaba un escote donde se veía las gotas de agua aun es su cuerpo, Alan se volteó hasta que salió del baño.
Más tarde  cuando Rose ya estaba en el salón vestida llamó a Alan y le pregunto que si quería ir al lugar donde lo encontró por si conseguía recordar cómo había llegado ahí o si veían alguna pista para poder destapar todo este misterio que envuelve al chico. Alan dijo que si y se dispusieron a coger el coche para dirigirse al punto donde se encontraron por primera vez.